Estamos en los suburbios de una ciudad cualquiera, es una noche fría y un viejo vagabundo borracho se calienta al lado de una gran fogata.
Un movimiento rápido entre sus pies hace que desvié la mirada extraviada del fuego. Agarra con cierta difilcultad una escurridiza cucaracha de gran tamaño mientras la alza entre sus dedos a la luz de la lumbre para comtemplarla mejor.
En su desvarío etílico confunde la cucaracha con otro compañero imaginario al que apoda Marco Polo, a este, con palabras entrecortadas y cierta solemnidad, se dirige:
"Tal vez este diálogo nuestro se desenvuelva entre dos miserables apodados Kublai Khan y Marco Polo, que revuelven en un basurero, amontonan chatarra oxidada, jirones de trapos, papeles viejos, y borrachos, con unos pocos sorbos de mal vino, ven resplandecer en torno todos los tesores de Oriente."
Las ciudades invisibles
Italo Calvino
Italo Calvino
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