Procopia

"Cada año en mis viajes hago alto en Procopia y me alojo en la misma habitación de la misma posada... Estoy seguro de que la primera vez no se veía a nadie... Al cabo de un año eran tres sobre el murete, y al regresar vi seis, sentados en fila, con las manos sobre las rodillas... Cada año, apenas entraba en la habitación levantaba la cortina y contaba algunas caras más... Se asemejan, parecen amables... Pronto vi todo el puente lleno de gentes de cara redonda, en cuclillas porque ya no tenían más lugar para moverse... Finalmente este año, al levantarse la cortina, la ventana sólo encuadra una superficie de caras... El cielo mismo ha desaparecido. Más vale que me aleje de la ventana".

Las ciudades invisibles
Procopia (Fragmentos)
Italo Calvino

lunes, 12 de septiembre de 2011

La calavera Catrina




   Un Ex-libris para "La Calavera Garbancera"


        Se cumplen cien años de la creación de la Calavera Catrina, el Instituto Cultural de Aguascalientes a través de la Dirección de Museos y Galerías, el Museo José Guadalupe Posada y su taller, invitan a toda la comunidad artística nacional e internacional a participar (mediante la realización y donación de un Ex libris Conmemorativo)


He recordado el fervor y la naturalidad de las calaveras en la tradición mexicana. Un ejemplo, es que cada dos de noviembre los padres en México regalan a sus hijos calaveras de azúcar y chocolate en las cuales está escrito con letras de azúcar el nombre de la criatura, y que ésta se come encantada el dulce macabro, como si fuera la cosa más natural del mundo. Pero esta falta de angustia incluso de burla que mantienen con la muerte, un juego macabro, tiene sus orígenes del México antiguo, donde no existía el concepto de infierno, a diferencia de los pueblos europeos durante la Edad Media por los horrores de este. En realidad, no es el temor a la muerte, sino la angustia y la incertindumbre ante la vida lo que más les amedrenta.

 Según el mundo inferior de los mayas, no morían sino que despertaban de un sueño en que habían vivido. Cuando morían los hombres no perecían, sino que de nuevo comenzaban a vivir, casi despertando de un sueño.

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